La pandemia de COVID-19 trajo consigo una serie de transformaciones en el ámbito de la salud pública y privada. Una de las áreas más afectadas, aunque menos comentadas, ha sido la salud bucodental. Durante los períodos de confinamiento, las restricciones de movilidad y el cierre temporal de muchas clínicas dentales dificultaron el acceso a la atención odontológica, lo que derivó en diversos problemas y desafíos para los pacientes.
El confinamiento prolongado generó un aumento en los malos hábitos alimenticios, el estrés y la ansiedad, factores que inciden directamente en nuestra salud oral. El incremento del consumo de azúcares y alimentos procesados, combinado con una higiene bucal descuidada, puede llevar a un aumento significativo en los casos de caries y enfermedades periodontales.
Además, el uso constante de mascarillas ha generado preocupaciones sobre la “boca de mascarilla”, un fenómeno que se caracteriza por el mal aliento, inflamación de las encías y acumulación de bacterias. Los dentistas recomiendan aumentar la frecuencia del cepillado y cuidar la hidratación oral para combatir estos problemas.
Otro aspecto importante que ha cobrado relevancia es la salud mental y su impacto en la salud bucodental. El estrés y la ansiedad pueden desencadenar el bruxismo, una condición donde las personas aprietan o rechinan los dientes, lo cual puede causar desgastes dentales y dolor en la mandíbula. Es esencial identificar estos problemas a tiempo y buscar tratamientos adecuados como el uso de férulas dentales o técnicas de relajación.
Por otro lado, las campañas de salud pública han enfatizado la importancia de no descuidar las revisiones dentales rutinarias. La telemedicina ha jugado un papel fundamental en este sentido, permitiendo a los pacientes consultar con sus dentistas desde la comodidad de sus hogares y recibir orientación sobre cómo mantener una buena salud oral en medio de restricciones.
Además, hay una creciente preocupación sobre el acceso a tratamientos odontológicos de calidad. La pandemia ha resaltado las inequidades existentes en el acceso a servicios de salud dental, impulsando a gobiernos y organizaciones a buscar alternativas y soluciones para ampliar estos servicios a comunidades vulnerables.
Por último, es fundamental recordar que la prevención sigue siendo la mejor estrategia. Mantener una rutina constante de higiene oral, que incluya el uso de cepillos interdentales, el hilo dental y el enjuague bucal, junto con una dieta equilibrada y visitas periódicas al dentista, puede ayudar enormemente a detectar y prevenir problemas bucales antes de que se conviertan en algo más grave.
En conclusión, la salud bucodental en tiempos de pandemia ha enfrentado múltiples retos, pero también ha impulsado nuevas formas de cuidar nuestra salud oral. Aprovechar las herramientas disponibles y mantenernos informados puede hacer la diferencia en el cuidado de nuestros dientes y encías.
Cómo mejorar tu salud bucodental en tiempos de pandemia
