En el año 2020, el mundo cambió drásticamente... Desde ese año, decisiones que antes parecían triviales han cobrado una nueva dimensión, especialmente en el ámbito financiero.
El confinamiento obligado llevó a muchas personas a reconsiderar cómo y en qué gastan su dinero. En lugar de viajar por todo el mundo, muchos optaron por invertir en su hogar. Las reformas y la compra de bienes duraderos se dispararon en el primer año de la pandemia.
Paralelamente, la importancia del ahorro se hizo más evidente que nunca. Los consumidores se volvieron más reticentes al gasto impulsivo. Las suscripciones no esenciales y las salidas a restaurantes quedaron en segundo plano, mientras que aplicaciones de finanzas personales y de gestión de presupuestos vieron un auge inesperado. Herramientas como Fintonic, que permiten tener un control detallado de las finanzas personales, se hicieron imprescindibles en muchos hogares.
Además, esta crisis sanitaria resaltó la importancia de estar asegurado. Según datos de Acierto.com, durante la pandemia se incrementó notablemente la contratación de seguros de vida y salud, así como la revisión de coberturas de seguros de hogar y automóvil. Las personas buscaban sentirse protegidas frente a cualquier tipo de eventualidad.
La digitalización cobró protagonismo, no solo por la necesidad de evitar el contacto físico, sino por la comodidad. Plataformas digitales que ofrecen servicios financieros, como finanzas conductuales y cursos de educación financiera, ganaron popularidad. Rankia, por ejemplo, se volvió un centro de referencia para aquellos que buscaban ampliar su conocimiento financiero.
Las entidades bancarias no se quedaron atrás. Según Kelisto.es, muchos bancos adaptaron su oferta a la nueva situación, promoviendo hipotecas a tipos de interés fijos muy bajos y ofreciendo condiciones flexibles para productos como tarjetas de crédito y préstamos personales. Estas medidas buscaban evitar la morosidad y ayudar a que las economías domésticas pudiesen mantenerse a flote.
Por otro lado, el sector del automóvil también vivió su particular metamorfosis. La reducción de los desplazamientos diarios tuvo un claro impacto en el mercado automovilístico y en las aseguradoras de coches. Las primas de seguros se vieron afectadas por el menor uso de los vehículos y la búsqueda por formas de transporte más sostenibles creció significativamente. ForoCoches se llenó de debates sobre los nuevos vehículos eléctricos y las ventajas de las bicicletas eléctricas como alternativa de movilidad.
En conclusión, la pandemia no solo cambió nuestra forma de vivir, sino también de planificar nuestro presente y futuro financieros. Las decisiones que tomemos hoy marcarán el rumbo de nuestras economías personales y colectivas en los próximos años.
Cómo la pandemia ha cambiado nuestras decisiones financieras
