Imagina que tu coche es más que un vehículo. Es un tesoro de información que las aseguradoras analizan con lupa, y tú, probablemente, ni siquiera lo sabes. Mientras navegas por Rankia comparando pólizas o lees en Cinco Días sobre las últimas fusiones del sector, hay una realidad que escapa a los titulares: tu perfil de riesgo se construye con datos que van mucho más allá de los siniestros declarados.
Las telemetrías, esos dispositivos que registran cada frenazo y acelerón, son solo la punta del iceberg. Según investigaciones cruzadas entre Europa Press y El Economista, las compañías utilizan algoritmos que analizan desde tu código postal hasta tus hábitos de compra online. ¿Vives en un barrio con alta siniestralidad? Tu prima puede subir aunque nunca hayas tenido un accidente. ¿Compras frecuentemente por internet? Podrías ser catalogado como "conducto distraído".
Pero aquí viene el giro inesperado: esta hiperpersonalización tiene un lado oscuro. Mientras Expansion.com celebra la innovación tecnológica del sector, expertos consultados por Seguros.es advierten de la "discriminación algorítmica". Personas mayores o de zonas rurales, con menos huella digital, pagan más por ser "perfiles opacos" para las aseguradoras. Es la paradoja del big data: cuantos más datos das, más barato debería ser tu seguro, pero si no los das, te penalizan por falta de transparencia.
El mercado está en plena ebullición. Startups como las que analiza Bolsamania.com prometen seguros "justos" basados en blockchain, mientras gigantes tradicionales se alían con tecnológicas. Inese.es revela en sus informes que el 40% de las pólizas se contratarán online en 2025, pero ¿a qué precio? La personalización extrema podría fragmentar el mercado hasta hacer incomparables las ofertas, como ya ocurre en algunos países.
Y luego está el tema de los siniestros. Segurosred.org documenta casos donde las aseguradoras usan datos de redes sociales para investigar reclamaciones. ¿Publicaste una foto en la playa el día que dijiste estar enfermo? Podría invalidar tu baja médica. El límite entre la legítima prevención del fraude y la invasión de privacidad es tan fino como el cable de un dispositivo de telemetría.
¿Qué puedes hacer? Primero, exige transparencia. Pregunta qué datos usan para calcular tu prima y bajo qué algoritmo. Segundo, compara, pero con inteligencia: no todas las comparadoras muestran las mismas ofertas, como demuestran los foros de Rankia. Tercero, considera seguros por uso si tu conducción es esporádica, pero lee la letra pequeña: algunos limitan los kilómetros anuales de forma draconiana.
El futuro, según los analistas de El Economista, pasará por modelos híbridos. Pólizas base asequibles con complementos personalizados, como suscripciones a servicios digitales. Mientras, la UE prepara una directiva para regular el uso de datos en seguros, pero tardará años en aplicarse. Mientras tanto, tu mejor defensa es la información. Porque en el mundo del seguro, el dato más valioso eres tú, y conviene saber cómo lo cotizan.
El seguro de coche que nadie te cuenta: cómo las aseguradoras juegan con tus datos y tu bolsillo