Recientemente, Latinoamérica ha estado experimentando un auge en el sector de las energías renovables, lo que ha atraído inversiones significativas y ha impulsado el crecimiento económico regional. Diversos países están demostrando un compromiso firme con la transición hacia una economía baja en carbono a través de diversas iniciativas. Esto ha sido facilitado por la abundancia de recursos renovables en la región, como el sol, el viento, el agua y los biocombustibles.
La capacidad instalada de energías renovables en Latinoamérica ha aumentado exponencialmente en la última década, y se espera que esta tendencia continúe en el futuro previsible. Según el último informe del Banco Interamericano de Desarrollo, se espera que la capacidad instalada de energía renovable alcance los 600 GW para 2030, un aumento drástico en comparación con los 246 GW de 2018.
Chile, Brasil y México han sido pioneros en la transición hacia energías renovables en la región. Chile, en particular, ha llevado a cabo reformas legislativas significativas para promover la inversión en energías renovables.
Sin embargo, a pesar de estos avances, todavía existen diversos desafíos que deben abordarse para garantizar el acceso universal a la energía limpia y asequible. Entre estos desafíos se incluye la falta de infraestructuras de red adecuadas, la inestabilidad política y la necesidad de una mayor conciencia pública y educación en materia de energía limpia.
En general, el futuro de la energía renovable en Latinoamérica es prometedor. Los gobiernos, las empresas y los ciudadanos de la región están redoblando sus esfuerzos para lograr una transición energética sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Aunque hay desafíos, la región tiene todas las herramientas necesarias para convertirse en un líder mundial en energía renovable.